Inmaculada Concepción

Inmaculada Concepción

Esta imagen pertenecía a la capilla de la Inmaculada Concepción y debe fecharse hacia finales del siglo XVII. Es probable que fuera la inventariada en 1695 en el oratorio de la casa de Tomás José de Velasco y su esposa Ana María de Jauregui y Unzueta, patronos por esas fechas de la capilla mencionada. A la Muerte de Tomás José de Velasco parece que la talla debió de ser trasladada a la capilla familiar donde iba a ser enterrado. En torno a 1780 se construía un retablo, actualmente desaparecido, en el que se colocaba esta Inmaculada como titular, acompañada en las calles laterales de las imágenes de santa Teresa y la Fe .

A la Inmaculada se la representa como la nueva Eva, pisando la serpiente que tiene a sus pies, símbolo del pecado. Tiene un cuerpo estilizado y una postura anhelante, con la cabeza inclinada hacia atrás mirando al firmamento. El rostro es de facciones suaves y redondeado, con la boca entreabierta y grandes ojos de vidrio. El cabello largo y ondulado le cae sobre los hombros a modo de cascada. Las manos las coloca a la altura del pecho en actitud fervorosa. Viste, como es habitual, túnica blanca y manto azul con pronunciados pliegues y vuelos. Está coronada por una aureola de diez estrellas y la rodea un halo de rayos y ráfagas dorados. Se apoya sobre una peana de perfil octogonal y doble altura con cabezas aladas. Sin duda, el autor tomó como modelo para su elaboración alguna talla napolitana o grabado italiano.