Sepulcros de los Iñiguez de Vasterra

Sepulcros de los Iñiguez de Vasterra

En el muro medianero que existe entre las capillas de la Santísima Trinidad y la de Santa Ana se sitúan los sepulcros góticos de los fundadores, la familia Iñiguez de Vasterra. Se encuentran cobijados a manera de nicho sepulcral por dos arcos apuntados de perfil baquetonado rematados por escudo e inscripción. Las excavaciones realizadas han encontrado evidencias de que este lugar no fue su emplazamiento original.

El primero es de Iñiguez de Vasterra I, a quien se le representa yacente, vestido con larga túnica y manto ajustado con fiador que pone de manifiesto el carácter civil del personaje. Se le muestra con los ojos abiertos, haciendo referencia al despertar de la vida eterna. Tiene barba y larga melena parcialmente cubierta por un sencillo bonete. La parte inferior que corresponde con los pies la tiene mutilada, probablemente debida a su reubicación. Sigue la tipología castellana y debe fecharse en torno a 1300.

El de Iñiguez de Vasterra II es también de gran sobriedad decorativa, aunque tiene un tratamiento más plástico y naturalista que el anterior. Se le representa yacente, con túnica y manto, pero haciendo referencia a su condición de caballero, pues porta espuelas en los talones y sujeta un guante con su mano izquierda. El rostro es ovalado, con pómulos salientes, ojos abiertos, barba rizada y larga melena cubierta por bonete ajustado. A sus pies lleva, como suele ser habitual en estos casos un perro, símbolo de la fidelidad y de la categoría del finado. En la cabecera del difunto se disponen dos angelitos parcialmente mutilados que sujetan con sus manos el almohadón del difunto. Por sus rasgos estilísticos este sepulcro debe situarse en el siglo XIV con clara filiación castellana.

Estas dos sepulturas portan los escudos de armas de los Iñiguez y Ugalde Garibay en la caja sepulcral, y el de los Vasterra en el remate superior junto con una inscripción.